sábado, 27 de enero de 2007

Empezando el año con saldo a favor. Conclusión

Y así pues, hoy después de hacer todo un recuento de lo vivido el año pasado y de poner las cosas en la balanza, puedo sacar una gran conclusión:

Como ser humano, cada quien debe aprender a no calificar sus vivencias como buenas o malas, sino tan solo como experiencias y lecciones (unas más difíciles que otras) que nos enseñan a vivir.
Y que talvez, si pudiéramos enlistarlas como lo que queremos o nos gustaría y lo que no, veríamos que no siempre lo que uno quiere es lo que realmente necesita, y que entonces también lo que necesitas a veces no es exactamente lo que quieres.
¿Confuso? No hay de que preocuparse, pues la vida siempre nos dará lo que necesitamos.

Y así, gracias a esta gran lección y a todas las demás recibidas, hoy puedo decir con profundo agradecimiento que en verdad tengo una vida colmada de bendiciones, pues tengo

  • Vida, salud y energía.
  • Una esposa, compañera y amiga a quien amo con todo mi corazón.
  • Una familia completa y unidad, y aún tengo a mi papá conmigo.
  • Un hogar lleno de paz, armonía y felicidad
  • Unos amigos entrañables, cercanos y leales.
  • Un trabajo próspero que me permite crecer y ayudar a otros también.

En verdad una vida llena de bendiciones y amor, así que hoy puedo decir, agradecido y feliz que, estoy: Empezando el año con saldo a favor.

Gracias a dios, gracias a la vida por todas sus bendiciones y amor.

Empezando el año con saldo a favor. Cuarta parte.

A tan solo 38 días de terminar el 2006 y a 30 de la fecha en que habíamos planeado tomar nuestras tan merecidas vacaciones; el 22 de noviembre a las 11:30 am aproximadamente, recibí una llamada de mi mamá. “ohoh” pensé yo, pues es tan poco común que ella me marque a la oficina y a esa hora…
“Me preocupa mucho tu papá” comenzó diciendo, explicándome como desde una noche antes, él había comenzado a tener un dolor intenso en el pecho.
Aún no terminaba de hablar con ella cuando ya estaba yo marcándole a mi papá, al mismo tiempo que tomaba mi cosas y me alistaba para salir corriendo por el y llevarlo al hospital.

De esta historia ya he escrito mucho, lo difícil y frustrante que fue, el nivel de tensión y estrés, la angustia y la preocupació
n; pero también sobre las lecciones aprendidas:

  • La paciencia, la serenidad y la calma que hay que desarrollar.
  • El saberse rendir y pedir ayuda.
  • El ayudar a todos de corazón y no por compromiso. No con lo que te sobra, sino con lo que de verdad haga falta, aún cuando esto signifique un sacrificio personal.
  • Entender que aún cuando tengas la fuerza, la buena intención y la costumbre de resolver, no todo depende de ti.
    Hay que aprender a soltar y dejar que cada quien tome su responsabilidad.
  • Una confirmación más de lo importante que es llegar al balance correcto entre hacer que suceda y dejar que suceda.
  • Recordar lo importante que es la prevención y la planeación.
  • Lo imperante que es el cuidado de la salud. Como sabiamente me dijo hace un poco mi esposa (quien por cierto es más sabia de lo que ella misma cree): “Que fácil y económico es cuidar la salud, pero que difícil y caro es recuperarla”.
  • Comprender que no importa que tan grande sean los problemas y las culpas, no somos nadie para juzgar. No estamos aquí para hacerlo. La vida nos encamino hasta este lugar para ayudar, apoyar, ser ayudados y vivir, y nada más.
  • No calificar como bueno o malo lo que sucede, sino absorber la lección que el momento nos da y que nos ayudará a crecer y prepararnos más, en esta gran universidad que llamamos vida.

Y así pues, hoy después de hacer todo un recuento de lo vivido el año pasado y de poner las cosas en la balanza, he logrado sacar una gran conclusión:

Continuara…

martes, 23 de enero de 2007

Empezando el año con saldo a favor. Tercera parte.

¡Que difícil decisión!

Tendríamos que cerrar la cafetería y absorber toda la deuda generada y acumulada durante meses, además de tragarnos con un nudo en la garganta toda la inversión, física y emocional que habíamos hecho.

Como se me vino el mundo encima una vez más.


Primero cerrar, tragarse el orgullo otra vez y pedir ayuda.
Ajustar gastos, dejar a un lado los gustos que nos dábamos, sacrificar viajes y compras. Un carro vendido, uno de dos que con tanto esfuerzo había comprado.
“¡Que castigo! ¡por qué otra vez!” Pensaba yo irracionalmente.

Y hoy comprendo que no se trataba de ningún castigo, sino de una gran lección para aprender a desprendernos de lo material, saber administrar nuestros gastos y no tomar nada, absolutamente nada como un hecho.

Entender que no se requiere de muchos bienes para vivir, pues el buen vivir no está en cuantas cosas y juguetes tienes, sino en cuanto disfrutas, gozas y aprecias la vida que hoy tienes; y en saber dar gracias de corazón por las cosas realmente importantes y que sí tienes en tu vida, como:
  • El amor incondicional de tu pareja y el amor que tú tienes por ella.
  • Una vida llena de salud y plenitud.
  • Una familia unida y sana.
  • Un hogar lleno de paz, luz, armonía, energía y felicidad.
  • Un trabajo digno y productivo con el cual ayudar a los demás.
  • A tus amigos cerca de ti.
  • Una vida llena de oportunidades y bendiciones.

Comprender que es aquí donde radica la verdadera abundancia y prosperidad y no en lo material.
Aprender a no depender de un bien material, y por el contrario, disfrutar de la libertad que no tenerlo te da.
Y una vez más comprobar que el balance siempre hay que crear, pues si bien no es indispensable tener algo, algún juguete material, tampoco es malo tenerlo si lo puedes honradamente adquirir, pero sobre todo si lo sabes tener sin que este te tenga a ti.

Y así llegaba el año a su final y ahora sí, todo parecía convertirse en tranquilidad. Los planes y las expectativas eran de por fin descansar, deudas saldar, premios por comprar y ¡viajes por realizar!
¿Y por qué no habría de ser así? Nos lo merecíamos después de todo.

Fue entonces cuando el golpe más fuerte del año llegó…

Continuará…

Empezando el año con saldo a favor. Segunda parte.

...El trabajo...

¡Que abrumador reto! Tomar una responsabilidad más grande, tomar un negocio perdido y transformarlo, sacarlo adelante. ¿Cuántas veces habré pensando en renunciar?
El equipo tan pequeño, falto de experiencia, los recursos tan escasos, las exigencias de tantos clientes a la vez, sin contar las expectativas tan altas del grupo.
¡Que presión! Pero que grande lecciones me dejó.

  • Primero que nada a entender que uno no es consecuencia ni víctima de la situación, sino causa, motivo y motor. Y que al mismo tiempo hay que dejar que la vida actúe y haga su parte también.
  • Segundo, aprender a confiar, no solo en los otros y así saber delegar, par más importante aún a confiar en mi mismo, saberme seguro y capaz; y entender que el lugar en el que estás no es casualidad, sino que existe una fuerte razón más allá de lo obvio, para estar ahí. AYUDAR Y COLABORAR CON TODOS.
    A algunos a crecer y aprender, a otros a realizar mejor su trabajo, o unos más a partir para un nuevo camino; ayudar a todos a cumplir sus objetivos.
  • Tercero, aprender o mejor dicho a reconocer que el trabajo es tan solo un medio de vida y no una razón para vivir.Y a la vez entender que lo importante no es hacer un lado el trabajo y enfocarte solo a tu vida personal, sino que hay que crear un balance perfecto entre ambos, y que ese equilibrio solo está en ti lograr.

    Y avanzaba el año y las experiencias seguían acumulándose. Llegado marzo toda crisis parecía ceder y dar una respiro, cuando tuvimos que tomar una muy difícil decisión…Que gran lección estábamos por recibir…

    Continuará…

martes, 16 de enero de 2007

Empezando el año con saldo a favor. Primera parte.

Que buen año resultó ser, depués de todo, el 2006.
Cuantos sucesos, cuantas experiencias vividas. Cuanta alegría y cuanta tristeza, tanta esperanza y tanto desaliento. Cuantos contrastes y cuanto aprendizaje.

Tantas cosas sucedieron, tantos retos vencidos, tanta risa y tanto llanto. Tantos momentos en los que sentimos ahogarnos y tantos otros en los que nos sentimos super dotados.

Tantos instantes tan contrastantes y al mismo tiempo con una gran constante:
Difícil o sencillo, triste o alegre, todos estos momentos pasarían, cada uno de ellos tendrían, a su debido tiempo, su solución. A veces favorables y otras no tanto, pero eso sí todas superadas. Todos quedarían atrás para dejarnos tan solo sus lecciones.

Y así, en la tercera semana de este nuevo año, hago un recuento de aquellas vivencias que marcaron el 2006, sus resultados y sus lecciones:

Primero, la cafetería.

Que grandiosa experiencia y que difícil.
La inversión, los gastos imprevistos, el tiempo requerido, el esfuerzo y el desgaste físico, mental y emocional, no perder la confianza en la gente y no regalarla de más, aprender a administrarse, a ser humilde y aceptar que te has equivocado y perdir ayuda.
Saber que sí se puede dar marcha atrás y no considerarlo un fracaso.

Que gran descubrimiento, darte cuenta que puedes dejar de calificiar la situación como buena o mala y que la puedes llamar simplemente: EXPERIENCIA.
Poder absorver de esta las lecciones que tenía la vida preparada para ti:

  • Que lo más importante es no perder la fe, que nada está perdido y que sí se puede salir adelante.
  • Que debes de manternerte fuerte y creer firmamente en ti y en los tuyos.
  • En que la confianza en tu pareja es clave y que pase lo que pase, lo que cuenta es permanecer unidos y juntos hacer frente a cualquier reto.
  • Que sí puedes desprenderte de lo material y que lo más seguro es que al desprenderte de ello caigas en la realización de que no se trataba mas que de una carga adicional e innecesaria.
  • A cuidar tu presupuesto y vivir con lo que necesitas y no con lo que por capricho quieres tener.
  • Pero sobre todo aprender a atreverte, a tomar la decisión y asumir los riesgos. Entender que, como dicen por ahí: “nunca sabrás que hay del otro lado del oceano, si no te separas de la orilla”.

Cuantas lecciones…No terminaba esta situación cuando ya vivía otro reto en mi vida laboral…
...continuará…

Nota importante.

Los comentarios, reflexiones y recomendaciones aquí plasmadas son mi opinión personal, y no necesariamente reflejan la opinión de mi empleador.