domingo, 25 de mayo de 2008

Dos grandes semanas compartiendo.

En sus libros Love is the Killer app y The likeability factor, Tim Sanders hace mucho hincapié en el valor de compartir con la gente; lo que en sus palabras él llama: “Share the love”.
De acuerdo a Tim, el concepto “Share the love” se refiere a compartir dos cosas en particular: Tu conocimiento y experiencia, y tu red de contactos (personales y profesionales), concepto verán, con el que estoy absolutamente de acuerdo; y no solo yo sino todos los individuos que en los últimos años se han convertido en parte de la conversación al escribir un blog o visitar varios de estos, al crear una página personal en alguna red social o producir o escuchar un podcast. ¿Subes o ves videos en YouTube? Te has unido a la conversación.

Pero hay también una forma un tanto olvidada de compartir, o más que olvidada, dada por un hecho, y es la oportunidad de conectar con la gente cara a cara, participando con ellos en eventos, talleres, pláticas, cursos y conferencias en los que además de poder comunicar nuestras ideas también podemos aprender muchísimo de lo que los demás tienen que decir.
Es en estas ocasiones cuando tenemos toda la puerta abierta para crear una conexión real con la gente. Talvez no sea posible hacerlo con todos los asistentes al lugar, pero ya sea como expositor, conferencista o parte de la audiencia, si logras establecer una nueva relación con alguien con quien puedas compartir tu experiencia y de quien puedas aprender de la suya o a quien puedas ayudar refiriéndolo o poniéndolo en contacto con tu red de profesionales, tu trabajo del día estuvo bien hecho.

Yo tengo la enorme fortuna de que gracias a mi trabajo tengo la oportunidad de hacerlo así. Tan solo en las últimas dos semanas pude colaborar con tres grupo diferentes:


Primer participando con una conferencia sobre Marketing On-line en una reunión de liderazgo global de monster.com.


Después, una semana más tarde, como instructor en el seminario de entrenamiento a agencias de publicidad de damos en Google México.


Y finalmente como co-anfitrión de un desayuno/conferencia sobre la importancia del Marketing On-line para la industria de viajes en México.

¡Y todos fueron todo un éxito!

Es increíble la interacción y el diálogo que se puede lograr con la gente cuando participas en este tipo de eventos, las posibilidades de conectar con personas de mucho talento son enormes y, como es frecuente, una oportunidad bien aprovechada, siempre te llevara hacia una nueva oportunidad; y las puertas que tú abras para otros abrirán siempre en ambos sentidos.

Pero ojo, no solo se trata de compartir o predicar que sabes mucho y tienes mucho que enseñar. Ni de alardear sobre la enorme lista de gente “VIP” que conoces.
Quien asume una posición así, no está en realidad abierto a tener una verdadera conversación. No está abriendo bien los oídos, los ojos, la mente y el corazón y escuchar, enterarse y entender lo que los otros están comunicando también.

Y así no se puede bien compartir.

sábado, 17 de mayo de 2008

Algunas reglas para enviar e-mails.

El viernes pasado alguien me hizo un comentario un tanto pesado acerca de cómo la gente ya no leía sus mails. Todo porque le pregunté donde debería capturar cierta información que habían solicitado.De alguna manera comprendo el motivo del tono sarcástico de su respuesta pues era viernes, ya muy tarde y todos acabábamos de salir de una interminable sesión de juntas que no mucho sentido habían hecho. Pero también me quedé reflexionando sobre el pésimo uso que hacemos del email hoy en día. Y es que en un mundo como en el que vivimos hoy donde diariamente se envían 80millones de e-mails y mensajes instantáneos en todo el mundo, ¿de verdad esperamos que la gente alcance a leer todo lo que escribimos por mail? Quiero decir, recibimos tantos mensajes (en mi caso, un promedio de 50 a 80 diarios) que resulta casi imposible leerlos todos y a veces hasta priorizar lo que debes leer.

Todo lo queremos hablar vía e-mail y dejamos que un teclado y un monitor sustituyan las palabras, los tonos, las intenciones y las emociones que podemos transmitir cuando nos comunicamos personalmente.
Ok. Entiendo que frecuentemente tenemos tan ocupada nuestra agenda, que lo más práctico es enviar un correo electrónico y ya. Eso no tanto el problema sino que no sabemos hacerlo, porque de verdad lo digo, enviar un e-mail no es solo apretar una seria de teclas formando palabras vacías para solo hacer clic en enviar y quitarnos del pendiente. Es más, si lo piensan, es preocupante que esto se tome tan a la ligera, sobre todo cuando, actualmente, cerca del 90% de la comunicación de las empresas es a través del correo electrónico.

Por eso recapacitando al respecto y después de haber leído diferentes artículos y blogs en la red, llegué a la conclusión de hay, por lo menos, 10 reglas de básicas para enviar mails:


  1. El más básico de todos. Evita enviar un mail cuando puedes hablar personalmente y cara a cara con la otra persona, especialmente si esta se encuentra sentada en una oficina a menos de 3 metros de la tuya. También puedes utilizar el teléfono en caso de no esté tan cerca de ti en el momento que lo necesitas; tu voz transmite mucho mejor la intención y tono de tu comunicación que las letras plasmadas en un monitor.
  2. Envía un e-mail solo como recapitulación de los acuerdos hechos previamente cara a cara y nunca para hacer acuerdos por ahí.
  3. Jamás digas la típica y mediocre respuesta de “pues ya le mandé un mail” dale seguimiento, activa tu comunicación y haz que las cosas sucedan y evita que se queden en “ya mande el mail” como si eso quitara la responsabilidad de las cosas.
  4. Se amable y cortés en tu comunicación. Sí también por email la gente quiere que le des las gracias y les pidas las cosas por favor.
  5. Evita los “Responder a todos”. Créelo a nadie le interesa que copies a todos para decirle “Gracias” a la persona a la que le estás respondiendo. No hagas Spam personal.
  6. No envíes archivos pesados y bloques el servidor de tus contactos, si necesitas enviar algo que ocupe más ancho de banda busca opciones alternativas como un archivo zip, accesar a un FTP o una cuenta de correo electrónico sin limites pequeños de espacio como Gmail.
  7. Si lo que buscas es una respuesta inmediata, NO uses el e-mail, levanta el teléfono, camina hacia la persona que buscas o en el peor de los casos usa tu mensajero instantáneo.
  8. No envíes e-mails relacionados con el trabajo durante el fin de semana y esperes que la gente te responda en ese mismo instante. Respeta el tiempo personal de la gente.
  9. Mantén tus mensajes cortos y concisos. De nuevo, la gente tiene mucho que hacer y leer, así que ¿por qué no hacerles la vida más fácil con mensajes sencillos pero completos de nuestra parte?
  10. Lee tu mensaje antes de enviarlos, razona lo que estás a punto de mandar y asegúrate de que cumpla con todos tus objetivos. ¿Cuántas veces no has enviado o recibido un segundo mail diciendo: “ups olvidé el attachment” ó “disculpa olvidé copiarte”?

Un pilón: No envíes cadenas. No te preocupes no se te va a caer nada ni vas a ganar 100 años de mala suerte si no reenvías la cadena a 100 personas en los próximos 20 minutos.

Ahora no olvides reenviar este post a 20 de tus amigos en los próximos 20 minutos y verás como más gente conoce De lo Cotidiano…y lo no tanto también.

domingo, 11 de mayo de 2008

Palabras de excelencia.

Pues sí, ya se que lo he dicho tantas veces que puede sonar trillado: “Todo lo que creamos en nuestras vidas, lo hacemos dos veces: primero en nuestra mente cuando lo pensamos, imaginamos, tememos, resistimos y soñamos; y después cuando lo vemos reflejado en el plano físico y lo experimentamos”.

Y sí, lo sigo sosteniendo y he aquí un ejemplo práctico de esto: Palabras de excelencia.

Cada vez que hablamos, las palabras que salen de nuestra boca, cruzaron antes por nuestra mente. No importa que tan rápido hayamos procesado nuestro pensamiento o respuesta, siempre tenemos la oportunidad de prevenir lo que vamos a decir.
Y las palabras que usamos con mayor frecuencia son un reflejo de quienes somos y como queremos vivir, es decir como experimentos nuestra vida.
De ahí la importancia de siempre usar palabras de excelencia.

Piensen en todas las personas realmente exitosas que conocen, no solo los grandes ejecutivos, sino también los maestros que más influenciaron sus vidas, los entrenadores y los deportistas de alto rendimiento, las mamás y los papás que han ayudado a grandes personas a ser quienes son hoy, los vendedores que siempre sobre pasan sus objetivos y tienen una clientela leal, los artistas que tienen más cariño de su audiencia, las personas que todos los días les da más gusto ver en el trabajo, en la escuela o en la actividad que sea que hagan.
Todos, absolutamente todos tienen algo en común: usan sin falta palabras de excelencia que dan aliento y ánimo a los demás. En su vocabulario no existe el pesimismo y jamás responden con un “eso no se puede” sino con un ”, no se ocultan en el espejismo del “victimismo” y de sus la“vamos a encontrar la manera de que sí se puedabios siempre se emiten palabras positivas como: excelente, grandioso, buenísimo, felicidades, gran oportunidad, vamos a construir, juntos lo haremos, enorme potencial, alegría, felicidad, sí es posible, claro que sí, con gusto te ayudaré.

Seguro que ya habrán pensando en más de dos, son esas personas que vemos brillando por ahí en los escenarios, los que nos sorprenden con una medalla de oro en las olimpiadas, los que motivan a todo un grupo de profesionistas durante una conferencia, los que cambian la manera de pensar y educan las mentes de muchos a través de sus libros; y son también la pareja con quien despiertas todos los días, el compañero de oficina con quien comemos todos las tardes y el amigo a quien llamamos cada semana.
Y podemos ser también cada uno de nosotros si tan solo nos hacemos al hábito de día con día usar palabras de excelencia que muevan nuestra vida y que poco a poco, y cada día más, ayuden a cambiar la manera en que vemos nuestra vida. Porque de nuevo, las palabras antes de salir por nuestros labios pasan por nuestra mente y lo que creamos en nuestra mente, más temprano que tarde lo vamos a vivir.

domingo, 4 de mayo de 2008

Nunca dejes de escalar.

Estábamos por iniciar una reunión de trabajo con una empresa que, a pesar de ser local y de inversión 100% independiente, ha sabido amasar un gran éxito durante sus pocos más de 20 años de existencia, compitiendo incluso al tu por tu con empresas líderes globales e inversión extranjera.
Tomando lo anterior en cuenta la junta era muy prometedora, más sin embargo su equipo llegó tarde y distraído, algunos hasta parecían estar ahí por obligación. Todo cambiaría cuando llegase su director, pensaba yo, pero no debió resultarme tan sorprendente ver que este llego aún más tarde que su equipo, interrumpiendo la presentación que mi compañero de trabajo ya había comenzado y abriendo su computadora para comenzar a teclear y teclear como si el teclado se le fuera acabar, solo para detenerse a interrumpir algunas veces más la plática que les íbamos a dar.

Mientras veía como el equipo de esta compañía seguía el mal ejemplo de su, hay que decirlo, exitoso director, me recordé a mi mismo:

Jamás te dejes engañar creyendo que has llegado ya a la cima de la montaña. No vayas a crearte falsas ilusiones pensando que ya has llegado tan alto como podías y hecho todo lo que querías.

Si esta es tu situación actual reacciona rápido y busca una nueva cima que alcanzar.

Y es que pareciera que la gente una vez que llega a lo que podría creer que es su cima, se sienta a gozar de sus logros de más y se olvida de continuar.
Las sutiles voces de su razón y de su corazón se ahogan en el escandaloso ruido del éxito y olvidan callar para poder escuchar, aprender y crecer, solo por dedicarse a alardear.

Y como todo en la naturaleza, cuando una persona deja de crecer, comienza a decaer.

Así que mi pregunta para ustedes hoy es: ¿han alcanzado su cima ya? ¿Cuál es su plan para cuando la logren alcanzar? ¿Qué harán después? ¿Qué nueva montaña piensan escalar?

Nota importante.

Los comentarios, reflexiones y recomendaciones aquí plasmadas son mi opinión personal, y no necesariamente reflejan la opinión de mi empleador.