domingo, 29 de noviembre de 2009

Apurándose a fallar una vez más.

Preguntas hay muchas…todos los días nos hacemos, hacemos a otros y recibimos miles de estas, pero existe una en particular que me he cansado de escuchar una y otra y otra vez más; en cada plática, en cada conferencia, en cada reunión de trabajo o hasta en conversaciones personales también: “¿Por qué no hay casos de éxito en México de…?”. Completen la frase con lo que se les pueda ofrecer…de internet…de administración…de liderazgo… de lo que sea, es igual, la pregunta continuamente ahí está.
Gente esperando que otras personas les resuelvan por adelantado los retos a los que se van a enfrentar.

Serios profesionales deseosos de que alguien más les de la fórmula secreta para lograr lo que quieren lograr.

Esperando, preguntando, esperando de nuevo y sin tener la más mínima intención de ellos intentar…y seguramente por muchos años más, así se van a quedar.

Y lo peor es que no existe una fórmula secreta para ganar.

La única manera para comenzar a ser exitoso es decidirse a intentar, a arriesgarse, quitarse el miedo, atreverse, esforzarse, estudiar y trabajar.

“Apurarse a fallar” como algunos grandes líderes como Seth Godin or Robin Sharma le llaman.

Vencer el miedo y hacer lo que otros no quieren intentar.

Tomar la responsabilidad de nuestras decisiones y hacer conciencia de que nuestro éxito y nuestras fallas serán consecuencia de las decisiones que tomemos y que aún cuando fallemos una u otra u otra vez, no habremos fracasado, sino que solamente estaremos aprendiendo a ganar.

Así que la próxima vez que quieras que alguien te diga como se hizo exitoso, mejor pregúntale cómo fue que por fin se atrevió a fallar, probablemente su respuesta de una vez por todas te inspire a intentar.

Crédito de la imagen: Omar Eduardo

domingo, 22 de noviembre de 2009

Parásitos vs colaboración

De acuerdo a la Real Academia de la lengua Española la palabra parásito define a "un organismo animal o vegetal que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y desgastándolo sin llegar a matarlo."

También define a "una persona que vive a costa ajena."

Y cosa increíble resulta que aún en esta época que muchos hemos calificado con la "era de la colaboración", aún veamos a algunos parásitos merodeando día con día por ahí.

Los vemos de distintas formas, todos los días. Desde el hombre sano de casi 40 años de edad que aún vive dependiendo de sus papás, hasta las empresas que absolutamente nada regresan a su comunidad. Lo vemos también en los empleados que deciden hacer una carrera anónima en la organización para la que trabajan y que cada día asisten a cumplir con el mínimo indispensable para seguir cobrando su salario sin tener que esforzarse ni un poco más y evitando ser visto ni para bien ni para mal; y lo vemos peor aún en el vendedor que solo está buscando la manera de, literalmente, arrebatarle el dinero a sus clientes, o en unos casos, hasta a sus compañeros de trabajo para cumplir con la cuota del mes.

En la biología, se cree que en algunos casos, este tipo de relación puede evolucionar, a lo largo de muchas generaciones de parásitos y hospedadores, a una simbiosis mutuamente beneficiosa.
Pero para mala suerte de los parásitos profesionales, esto no es así.

Trabajar con la cabeza agachada para que nadie allá arriba te vea y te dejen en paz, no funciona; siempre habrá quien claramente te puede ver.
Ser una empresa que solo quiere vender y cobrar tampoco funciona; más temprano que tarde la gente se da cuenta de esto y simplemente se aleja de ti.
Y tratar de sangrar a tus clientes y colegas como si fueran un barril sin fondo, funciona aún menos que lo anterior; siin duda alguna ese pozo muy pronto quedará seco.

Hoy no debemos pensar en solo sacar y sacar. Necesitamos poner.

Hoy no podemos más tratar de solo obtener algo de los demás.

Por el contrario, hoy más que nunca necesitamos aportar, necesitamos generar, necesitamos contribuir a la vida de los demás.

No se trata de impactar a millones y millones de personas, aunque si lo podemos hacer, no estaría nada mal.

En tanto, basta con que cada día que pasa toquemos la vida de una persona más para saber que por fin hemos empezado a aportar a la vida de los demás.

Así que te pregunto: ¿seguirás siendo un parásito o comenzarás a colaborar?

lunes, 9 de noviembre de 2009

Manten lo primero, primero.

Planes y estrategias de negocio a 10 y 5 años, planes anuales de trabajo y programas de trimestrales que te llevan a su vez a los objetivos del mes, los proyectos de la semana y finalmente a la lista de pendientes y tareas que tienes que realizar cada día.

“Lo que no está en la agenda, simplemente no se implementa” dicen algunos expertos en administración.

Pero “¿Y cómo le hago para asegurarme de no salirme del plan y hacer todo lo que tengo que hacer?”, fue la pregunta que hoy alguien conmigo compartió.

Una pregunta que seguramente todos nos hacemos al día, por lo menos una vez y que me llevó a recordar un pasaje del libro“Monday Morning Mentoring”de David Cottrell, en el que el autor sostiene que para ser un líder eficiente y eficaz, uno tiene que mantener siempre lo primero en primer lugar.

Por supuesto distintas técnicas y metodologías para administrar el flujo de trabajo existen ya; desde calendarios y agendas, impresas y digitales, donde enlistamos todos los pendientes y tareas por hacer, hasta hojas de tiempo donde resumimos las actividades que hemos realizado ya.

Pero esto me resulta totalmente insuficiente ya.

Porque hacerse el ocupado es muy fácil y, con relativa sencillez, todos los días podríamos hacernos de una intensa lista de pendientes y urgentes que resolver si ni siquiera tenernos que esforzar; bastaría con decirle que sí a cada persona que cruza por nuestro lugar de trabajo interrumpiendo y pidiéndonos algo más.

“No hay cosa más inútil que hacer eficientemente aquello que no tenemos por qué hacer”.

Por eso la enorme importancia de saber qué es para nosotros lo que ocupa ese primerísimo lugar y que debe servir como guía para todo lo demás.

En la mayoría de las organizaciones, a esta guía le llaman misión. En el caso de las personas podríamos llamarle visión, principios o valor.

Y así cada cosa que hagamos, nuestros estudios, nuestro trabajo, cada acción debería de estar guiada por esa principal razón.

El trabajo que elijamos, los hobbies que escojamos, las actividades que hagamos, todas debiesen estar amarradas a esta razón; así, cualquier otra cosa, por importante o urgente que parezca, si no está ligada con esta razón principal, no necesariamente lo será.

De modo que la pregunta que queda ahora es: Para ti ¿Cuál es tu principal razón?

Nota importante.

Los comentarios, reflexiones y recomendaciones aquí plasmadas son mi opinión personal, y no necesariamente reflejan la opinión de mi empleador.