A tan solo 38 días de terminar el 2006 y a 30 de la fecha en que habíamos planeado tomar nuestras tan merecidas vacaciones; el 22 de noviembre a las 11:30 am aproximadamente, recibí una llamada de mi mamá. “ohoh” pensé yo, pues es tan poco común que ella me marque a la oficina y a esa hora…
“Me preocupa mucho tu papá” comenzó diciendo, explicándome como desde una noche antes, él había comenzado a tener un dolor intenso en el pecho.
Aún no terminaba de hablar con ella cuando ya estaba yo marcándole a mi papá, al mismo tiempo que tomaba mi cosas y me alistaba para salir corriendo por el y llevarlo al hospital.
De esta historia ya he escrito mucho, lo difícil y frustrante que fue, el nivel de tensión y estrés, la angustia y la preocupación; pero también sobre las lecciones aprendidas:
- La paciencia, la serenidad y la calma que hay que desarrollar.
- El saberse rendir y pedir ayuda.
- El ayudar a todos de corazón y no por compromiso. No con lo que te sobra, sino con lo que de verdad haga falta, aún cuando esto signifique un sacrificio personal.
- Entender que aún cuando tengas la fuerza, la buena intención y la costumbre de resolver, no todo depende de ti.
Hay que aprender a soltar y dejar que cada quien tome su responsabilidad. - Una confirmación más de lo importante que es llegar al balance correcto entre hacer que suceda y dejar que suceda.
- Recordar lo importante que es la prevención y la planeación.
- Lo imperante que es el cuidado de la salud. Como sabiamente me dijo hace un poco mi esposa (quien por cierto es más sabia de lo que ella misma cree): “Que fácil y económico es cuidar la salud, pero que difícil y caro es recuperarla”.
- Comprender que no importa que tan grande sean los problemas y las culpas, no somos nadie para juzgar. No estamos aquí para hacerlo. La vida nos encamino hasta este lugar para ayudar, apoyar, ser ayudados y vivir, y nada más.
- No calificar como bueno o malo lo que sucede, sino absorber la lección que el momento nos da y que nos ayudará a crecer y prepararnos más, en esta gran universidad que llamamos vida.
Y así pues, hoy después de hacer todo un recuento de lo vivido el año pasado y de poner las cosas en la balanza, he logrado sacar una gran conclusión:
Continuara…
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