¡Que abrumador reto! Tomar una responsabilidad más grande, tomar un negocio perdido y transformarlo, sacarlo adelante. ¿Cuántas veces habré pensando en renunciar?
El equipo tan pequeño, falto de experiencia, los recursos tan escasos, las exigencias de tantos clientes a la vez, sin contar las expectativas tan altas del grupo.
¡Que presión! Pero que grande lecciones me dejó.
- Primero que nada a entender que uno no es consecuencia ni víctima de la situación, sino causa, motivo y motor. Y que al mismo tiempo hay que dejar que la vida actúe y haga su parte también.
- Segundo, aprender a confiar, no solo en los otros y así saber delegar, par más importante aún a confiar en mi mismo, saberme seguro y capaz; y entender que el lugar en el que estás no es casualidad, sino que existe una fuerte razón más allá de lo obvio, para estar ahí. AYUDAR Y COLABORAR CON TODOS.
A algunos a crecer y aprender, a otros a realizar mejor su trabajo, o unos más a partir para un nuevo camino; ayudar a todos a cumplir sus objetivos. - Tercero, aprender o mejor dicho a reconocer que el trabajo es tan solo un medio de vida y no una razón para vivir.Y a la vez entender que lo importante no es hacer un lado el trabajo y enfocarte solo a tu vida personal, sino que hay que crear un balance perfecto entre ambos, y que ese equilibrio solo está en ti lograr.
Y avanzaba el año y las experiencias seguían acumulándose. Llegado marzo toda crisis parecía ceder y dar una respiro, cuando tuvimos que tomar una muy difícil decisión…Que gran lección estábamos por recibir…
Continuará…
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