Tomando lo anterior en cuenta la junta era muy prometedora, más sin embargo su equipo llegó tarde y distraído, algunos hasta parecían estar ahí por obligación. Todo cambiaría cuando llegase su director, pensaba yo, pero no debió resultarme tan sorprendente ver que este llego aún más tarde que su equipo, interrumpiendo la presentación que mi compañero de trabajo ya había comenzado y abriendo su computadora para comenzar a teclear y teclear como si el teclado se le fuera acabar, solo para detenerse a interrumpir algunas veces más la plática que les íbamos a dar.
Mientras veía como el equipo de esta compañía seguía el mal ejemplo de su, hay que decirlo, exitoso director, me recordé a mi mismo:
Jamás te dejes engañar creyendo que has llegado ya a la cima de la montaña. No vayas a crearte falsas ilusiones pensando que ya has llegado tan alto como podías y hecho todo lo que querías.
Si esta es tu situación actual reacciona rápido y busca una nueva cima que alcanzar.
Y es que pareciera que la gente una vez que llega a lo que podría creer que es su cima, se sienta a gozar de sus logros de más y se olvida de continuar.
Las sutiles voces de su razón y de su corazón se ahogan en el escandaloso ruido del éxito y olvidan callar para poder escuchar, aprender y crecer, solo por dedicarse a alardear.
Y como todo en la naturaleza, cuando una persona deja de crecer, comienza a decaer.
Así que mi pregunta para ustedes hoy es: ¿han alcanzado su cima ya? ¿Cuál es su plan para cuando la logren alcanzar? ¿Qué harán después? ¿Qué nueva montaña piensan escalar?
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