Planes y estrategias de negocio a 10 y 5 años, planes anuales de trabajo y programas de trimestrales que te llevan a su vez a los objetivos del mes, los proyectos de la semana y finalmente a la lista de pendientes y tareas que tienes que realizar cada día.
“Lo que no está en la agenda, simplemente no se implementa” dicen algunos expertos en administración.
Pero “¿Y cómo le hago para asegurarme de no salirme del plan y hacer todo lo que tengo que hacer?”, fue la pregunta que hoy alguien conmigo compartió.
Una pregunta que seguramente todos nos hacemos al día, por lo menos una vez y que me llevó a recordar un pasaje del libro“Monday Morning Mentoring”de David Cottrell, en el que el autor sostiene que para ser un líder eficiente y eficaz, uno tiene que mantener siempre lo primero en primer lugar.
Por supuesto distintas técnicas y metodologías para administrar el flujo de trabajo existen ya; desde calendarios y agendas, impresas y digitales, donde enlistamos todos los pendientes y tareas por hacer, hasta hojas de tiempo donde resumimos las actividades que hemos realizado ya.
Pero esto me resulta totalmente insuficiente ya.
Porque hacerse el ocupado es muy fácil y, con relativa sencillez, todos los días podríamos hacernos de una intensa lista de pendientes y urgentes que resolver si ni siquiera tenernos que esforzar; bastaría con decirle que sí a cada persona que cruza por nuestro lugar de trabajo interrumpiendo y pidiéndonos algo más.
“No hay cosa más inútil que hacer eficientemente aquello que no tenemos por qué hacer”.
Por eso la enorme importancia de saber qué es para nosotros lo que ocupa ese primerísimo lugar y que debe servir como guía para todo lo demás.
En la mayoría de las organizaciones, a esta guía le llaman misión. En el caso de las personas podríamos llamarle visión, principios o valor.
Y así cada cosa que hagamos, nuestros estudios, nuestro trabajo, cada acción debería de estar guiada por esa principal razón.
El trabajo que elijamos, los hobbies que escojamos, las actividades que hagamos, todas debiesen estar amarradas a esta razón; así, cualquier otra cosa, por importante o urgente que parezca, si no está ligada con esta razón principal, no necesariamente lo será.
De modo que la pregunta que queda ahora es: Para ti ¿Cuál es tu principal razón?
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