domingo, 1 de abril de 2007

CUMPLE TUS COMPROMISOS

¿Cuántos compromisos incumplidos habremos hecho en nuestras vidas?
Es más ¿Cuántos tan solo en el último año? Creo que sería más fácil contar cuantos sí hemos cumplido.

Debería ser realmente alarmante la cantidad de compromisos y promesas que sin pensarlo hacemos todos los días; y sin embargo estamos tan acostumbrados a romperlos y a que no nos los cumplan, que ya es algo tan cotidiano que simplemente no nos damos cuenta.

Cotidiano quiere decir “Que ocurre con frecuencia, que es habitual”.
Es decir ¡no cumplir nuestros compromisos se ha convertido en un hábito!


Y uno de los peores. Porque cada vez que nos comprometemos a algo y no lo hacemos, perdemos credibilidad. Siempre que no entregamos aquello que prometimos, como, cuando y donde lo acordamos, traicionamos la confianza de con quienes nos relacionamos.
Y lo que es mucho peor, cada ocasión en que no cumplimos con nuestros compromisos, alimentamos ese tan negativo hábito y fortalecemos el sentido de desconfianza en nosotros mismos.

Así cada día nos hacemos creer que no seremos capaces de hacer lo que decimos, pero tampoco nos sentimos seguros de decir No puedo comprometerme a lo que me piden”.

La buena noticia es que como todo mal hábito, este se puede romper para comenzar a construir uno nuevo: CUMPLIR TODOS TUS COMPROMISOS.

Por supuesto esto no es tan fácil como suena, pero como todo lo que cuesta trabajo en la vida, vale mucho la pena.

Dado que no soy ningún Guru y que por el contrario, a penas estoy trabajando en asegurarme de siempre cumplir todos mis comprimos, hoy solo puedo compartirles algunas acciones que aprendí de ese mentor que a larga distancia y sin que él lo sepa, he adoptado: Robin Sharma.
1- Conoce cuales son los valores más importantes para ti.

2- Descubre y define tu voz, tu vocación.

3- Así ahora podrás hacer compromisos que sí son congruentes contigo mismo.

4- Escoge cuidadosamente los compromisos que haces No a todo tienes que decir que sí. Como dice Stephen Covey: “Cuando alguien te pida un favor, recuerda que tienes el derecho de obtener más información y de tomarte el tiempo para pensarlo. Tendemos con frecuencia a decir que sí y luego vivimos para arrepentirnos.”

5- Comienza haciendo pequeños compromisos contigo mismo.
Promesas que sean fáciles de cumplir en tiempo y en forma. Por ejemplo, si lo que quieres es cuidar tu alimentación piensa: “ solo hoy dejaré de comer postre en la comida.” o si lo que estás buscando es fortalecer tus relaciones y amistades, piensa: “Hoy le hablaré sin falta a ese viejo amigo con quien hace tiempo que no me veo.”


6- Escribe un diario.
No me refiero al trillado concepto de la libreta donde la dulce quinceañera relata sus sueños de adolescente, aunque esa también es una gran práctica, sino a una bitácora. Un espacio en el que documentes todas tus experiencias del día y al que puedas consultar sobre tus avances en el realización de tus objetivos.
Esto te ayudará a identificar que sí y que no estás haciendo; y a entender el porque, de modo que puedas replicar o evitar situaciones y condiciones para asegurarte de cumplir, pues cada pequeño compromiso que cumplas, por simple que sea, te dará una gran sensación de logro que irá alimentando las ganas de seguir cumpliendo.

7- Date tiempo y se constante. De acuerdo a los estudiosos un hábito se construye en 21 días de práctica diaria. Así que fíjate como meta practicar el cumplimiento de tus compromisos y objetivos diariamente durante todo un mes. Al inicio puede que hacerlo sea engorroso y la tentación de rendirte sea grande, pero recuerda que cada día de logro es un paso más y que, como en el ejercicio físico, con el esfuerzo de cada día haces que el de mañana sea más fácil de lograr.

Un mes de esfuerzo para crear uno de los mejores hábitos que podemos tener.
Con este, no solo ganaremos la confianza de quienes nos rodean, sino que obtendremos credibilidad absoluta ante alguien aún más importante: nosotros mismos.

No hay comentarios.:

Nota importante.

Los comentarios, reflexiones y recomendaciones aquí plasmadas son mi opinión personal, y no necesariamente reflejan la opinión de mi empleador.