domingo, 8 de julio de 2007

El dinero facturado no lo es todo en la empresa.

En un mundo donde la economía es el factor predominante para determinar quien tiene el poder, no es extraño ver que las empresas pongan este aspecto como su principal y, más frecuente que no, único objetivo de exisitir.

Pero ¿es este el enfoque correcto? ¿Es en verdad contar con una visión cabal, pensar que solo estamos trabajando para reportar mayores y mejores entradas de dinero a la empresa? ¿Es correcto solo medir la productividad de la gente con la regla de cuanto dinero me cuesta que trabajes aquí y cuanto dinero generas para la compañía?

No resulta extraño ver que la gente entonces hoy se encuentra con una sensación tan grande de vacio y de falta de significado por lo que hacen.

¿Y cómo no va a suceder esto si en tu empresa solo te preguntan como están los números y cuanto más estás facturando o por facturar? ¿Qué pasa entonces con todos los demás aspectos que tienen que ver con el trabajo de cada uno de nosotros?

No nos dejemos engañar. Si bien toda empresa para mantenerse en la vanguardia y ser competitiva y rentable para sus accionistas, tiene que producir dinero, este último no lo es todo en la organización.

¿De que te sirve un negocio que está trayendo altas sumas de dinero a tus arcas si la gente que lo ha hecho está por saltar de tu barco porque de tanto espacio ocupado por el dinero no queda un solo lugar para pensar en ellos?

Señores, esto no es retórica ni un texto sacado de un libro de teorías sobre la administración de empresas: En verdad, el activo más importante de su compañía es su gente. Sin ellos, sin su talento, experiencia y conocimiento sería imposible generar dinero para sostener la organización, así que por lo que más quieran, o mejor dicho por su propia institución, dénles espacio, muéstrenles su enorme apreciación por todo lo que hacen por ustedes, reconózcancelo y prémienlo, dénles una compensación justa y adecuada, ármenlos con las herramientas que necesitan para hacer mejor su trabajo, crean en ellos y déjenlos trabajar.

No se obsesionen por traer y traer nuevos negocios a la empresa todo el tiempo sin que antes se aseguren de que los actuales están siendo bien atendidos; y la única forma de hacer es eso es dejar de ver hacia afuera por un momento y voltear la mirada hacia lo que está sucendiendo dentro de la organización, y más vale que lo hagan constantemente porque sino podría ser demasiado tarde y por estar buscando traer una nueva cuenta podrían estar perdiendo otras más, y entonces se quedarán pensando “Si tan solo les hubiera puesto algo de atención”.

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Nota importante.

Los comentarios, reflexiones y recomendaciones aquí plasmadas son mi opinión personal, y no necesariamente reflejan la opinión de mi empleador.